Una Mirada al Mundo Portugués

 

                                                                           

h facebook h twitter h pinterest

Del cielo al mar

Escrito por 

Es un pasaje largo de los caminos de la isla de Madeira.

Nuestro paseo comienza exactamente a 1862 metros de altura en el Pico Ruivo, muy por encima de las nubes en una mañana fría que adivina estar caliente rodeados por una naturaleza áspera y tranquila, salpicada de un manto verde y amarillo de varias plantas al unísono inusual colorido, rodeados por un poderoso silencio que sólo es interrumpido por el silbido del viento y los cortos sonidos de nuestra respiración. Un día perfecto para un descenso que va a terminar en el mar, en un camino que cambia drásticamente el paisaje a lo largo de su recorrido de 10 kilómetros. Vamos hacia Santana al Pico das Pedras, que és dominado por el hombre de pie, una formación de roca basáltica imponente que es una especie de puerta de entrada al paisaje endémica de la isla, el Laurissilva, cuyos frondosos árboles son el hogar de los musgos y líquenes que recuerdan prendas que adornan sus troncos y ramas de varios tonos de verde, es como entrar en un bosque encantado, cubierto por la niebla refrescante que la acaricia con pequeñas gotas brillantes de agua y cuyos bordes están embellecidos con helechos y flores silvestres de varios tonos, del Pico das Pedras a las Queimadas donde se puede observar la entrada de otros caminos el Calderón verde y sel Infierno, pero eso es para otro día.

Estamos empezando en la Achada do Gramacho través de la Quinta Furão avanzamos hacia a la playa de guijarros de São Jorge, a través del llamado camino real, construioa a principios del colonización de la isla. Es un nada más nada menos que u aceso peatonal muy amplio un auténtico viaducto en comparación con algunos de los otros caminos de la isla que fueron construidos y que posee el nombre de un rey portugués, son caminos adoquinadas con piedras que estaban destinados a facilitar el acceso de las poblaciones de un punto a otro de la isla, entre los muchos feudos pertenecientes a la iglesia y la nobleza local que de otra forma no se poderiam aceder, hasta la playa de rocas donde les esperaban un pequeño barco que llevarlos a otras paradas, tal vez a la capital, Funchal. Es un descenso en zigzag de cerca de 1 kilómetro, que dura unos cuarenta minutos a través de rocas grises y árboles solitarios y que termina al pasar el puente, a través de la corriente de San Jorge, que termina en las ruinas de la antigua fortaleza, con sus quitas paredes y una puerta de piedra, frente al salvaje del Mar del Norte, salpicado de rocas sólidas. Al lado, el camino continúa, pero nuestra última parada es aquí, delante de este océano azul que antes estaba plagado de piratas que se atrevieron a navegar por estas aguas rebeldes en busca de tesoros para saquear. Al mirar estos restos fantasmales tranquilos es casi difícil de creer que la vida era tan incierta, dura y difícil para los primeros isleños que vivían aquí, ya que lo único que oigo es el ruido de balanceo de las piedras tomadas por las olas y sientó el salado sabor en mi boca jadeante.

http://www.madeira-fauna-flora.com/index.php/en/

Deja un comentario

Asegúrate de llenar la información requerida marcada con (*). No está permitido el Código HTML. Tu dirección de correo NO será publicada.

FaLang translation system by Faboba

Eventos